Un estilo de aprendizaje está relacionado con las conductas que sirven como indicadores de la manera en que aprendemos y nos adaptamos al medio ambiente. Los estilos suelen ser predecibles, definen la forma de adquirir conocimientos, la estabilidad y la madurez de una persona. Por consiguiente, los expertos dicen que los estilos constituyen un fenómeno que implica lo cognoscitivo y la personalidad. Cada persona, al ser diferente, tiene diversos estilos para aprender, enseñar y dirigir.
Existen dos factores que se deben considerar cuando hablamos de la manera de aprender: la percepción y el procesamiento de la información.
Las personas perciben la realidad de manera distinta; las experiencias y los conocimientos previos de cada una de ellas determinan muchas veces la forma en que se ve el mundo. Cuando se enfrenta una situación nueva, se dice que algunos la experimentan dándole mucho énfasis a las sensaciones, mientras que otros reflexionan acerca de ella; es decir, se enfrentan a ella de un modo más racional.
Los que perciben por medio de sensaciones conectan la experiencia y la información al significado. Aprenden por medio de empatía, a través del lente de la intuición. Se adentran en la realidad concreta, perciben por medio de los sentidos. Y debido a que la intuición es por naturaleza holística, el proceso que se realiza es esencialmente por medio de formas (Gestalt).
Por otro lado, aquellos que reflexionan acerca de la experiencia tienden más hacia las dimensiones abstractas de la realidad. Analizan lo que está sucediendo. Su intelecto hace la primera apreciación. Razonan la experiencia y perciben de manera lógica.
La orientación particular que tenemos al percibir, el sentir o el pensar, es uno de los determinantes de nuestro estilo de aprendizaje. Si tendemos más hacia las sensaciones, tendemos hacia el conocimiento concreto, mientras que si somos más racionales, tendemos más hacia lo abstracto. Ambas percepciones son valiosas y tienen tanto fortalezas como debilidades.
Otra diferencia acerca de cómo se aprende es la manera en la que se procesa la información. Al percibir algunos lo hacen de manera activa, mientras que otros son observadores pasivos. Generalmente las escuelas piden que los alumnos observen, escuchen y reflexionen. Esto es lo ideal para aquéllos que aprenden observando pasivamente, sin embargo resulta muy difícil que los que tienden a participar activamente en la experiencia logren hacerlo.
Los observadores pasivos reflexionan acerca de situaciones novedosas. Las filtran a través de su propia experiencia para crear conexiones de significados. Los activos trabajan sobre la nueva información inmediatamente. Reflexionan después de haber experimentado. Para poder hacer un conocimiento suyo, necesitan hacer.
Ambas maneras de percibir (concreta y abstracta) y ambas maneras de procesar la información (reflexiva y activa) son muy valiosas, sin embargo, la forma particular en que cada uno percibe y procesa la información ofrece ciertas ventajas o desventajas a cada persona, según sea el tipo de conocimiento que se esté aprendiendo.
Por su parte, el Dr. Gardner con su Teoría de las Inteligencias múltiples, llegó a la conclusión de que la inteligencia no es algo innato y fijo que domina todas las destrezas y habilidades de resolución de problemas que posee el ser humano, ha establecido que la inteligencia está localizada en diferentes áreas del cerebro, interconectadas entre sí y que pueden también trabajar en forma individual, teniendo la propiedad de desarrollarse ampliamente si encuentran un ambiente que ofrezca las condiciones necesarias para ello.
En 1993, Gardner señaló que existen siete inteligencias. Estas son: la lingüística-verbal, la lógica-matemática, la física-cinestésica, la espacial, la musical, la interpersonal y la intrapersonal. Luego, basándose en estudios más recientes establece que hay más inteligencias: la naturalista, la espiritualista, la existencial, la digital y otras.
A partir del surgimiento y desarrollo de estas dos teorías, la de los estilos de aprendizaje y la de las inteligencias múltiples se han modificado algunos paradigmas de la enseñanza en las escuelas tradicionales.
A la luz de estas nuevas perspectivas se considera que los programas y currículos académicos se limitan a concentrarse en el predominio de las inteligencias lingüística y matemática dando mínima importancia a las otras posibilidades del conocimiento. Esto ha orillado a que muchos alumnos que no se destacan en el dominio de las inteligencias académicas tradicionales, no tengan reconocimiento alguno diluyendo así su aporte al ámbito cultural y social, inclusive, algunos llegan a pensar que son unos fracasados, cuando en realidad se están suprimiendo sus talentos.
En algunas comunidades se ha comenzado a hablar de “Escuelas de Inteligencias Múltiples”, donde los estudiantes aprenden y se fortalecen intelectualmente a través de un currículo que en vez de enfatizar la enseñanza a través de las inteligencias, las escuelas enfatizan la enseñanza “para” la inteligencia. Los alumnos son motivados para que puedan lograr las metas que se han propuesto alcanzar.
Los docentes desarrollan estrategias didácticas que toman en cuenta las diferentes posibilidades de adquisición del conocimiento que tienen los alumnos. Si éste no comprende a través de la inteligencia que se elige para informarle, consideran que existen por lo menos siete diferentes caminos más para intentarlo.
Los padres tienen participación activa en la planificación de actividades que ayudan a enriquecer el currículo y asisten a reuniones donde se discute el progreso de sus hijos, además en casa estimulan, comprenden y alientan a sus hijos en el desarrollo de sus capacidades.
Para Gardner, todos desarrollamos las ocho inteligencias, pero cada una de ellas en distinto grado. Aunque parte de la base común de que no todos aprendemos de la misma manera, Gardner rechaza el concepto de estilos de aprendizaje y dice que la manera de aprender del mismo individuo puede variar de una inteligencia a otra, de tal forma que un individuo puede tener, por ejemplo, una percepción holística en la inteligencia lógico-matemática y secuencial cuando trabaja con la inteligencia musical.
Gardner entiende la noción de los estilos de aprendizaje como algo fijo e inmutable para cada individuo. Pero si se consideran los estilos de aprendizaje como las tendencias globales de un individuo a la hora de aprender y se parte de la base de que esas tendencias globales no son algo fijo e inmutable, sino que están en continua evolución, vemos que no hay contraposición real entre la teoría de las inteligencias múltiples y las teorías sobre los estilos de aprendizaje.
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