sábado, 15 de febrero de 2014

Foros holísticos Nodo VI

Por la extensión de las aportaciones realizadas en los diversos foros correspondientes al Nodo VI, en este espacio solamente expresare algunos de los conceptos vertidos en el mismo y los cuales me parecen más significativos.

El texto completo de cada una de las aportaciones lo puede leer aquí.

La Generación C está originalmente asociada con el consumo digital, de ahí la letra “C”, pero su evolución la ha convertido en una nueva y poderosa fuerza cultural y de coyuntura, ya que hoy la letra que los identifica tiene otros significados y otras implicaciones.

Como hemos visto a lo largo del Nodo III y el VI, la Generación C hoy está más identificada con la búsqueda incesante de Creación, Contenido, Conectividad y Comunidad, es decir, son todos aquellos internautas que van un paso adelante del promedio y que ciertamente también están adelantados al tiempo e, incluso, a muchas tecnologías.


La Generación C se sabe pionera y se siente bien al ser parte de la vanguardia tecnológica y digital. De acuerdo a un estudio publicado por Think Insights, un rasgo importante es que el 80% está conformado por los usuarios denominados Millenials, internautas que se hicieron mayores de edad con la llegada del nuevo milenio y que hoy son la principal audiencia de Facebook. [1]


[1] http://ssl.gstatic.com/intl/es-419_ALL/think/docs/introducing-gen-c-the-youtube-generation_research-studies.pdf
 

La generación de contenidos en las plataformas digitales y particularmente en las redes sociales es lo que más hacen los miembros de esta generación, ya que no se limitan a compartir, sino a crear, pues parte de su personalidad radica en la búsqueda de canales alternativos para expresar prácticamente todo.


El 67% de los internautas ubicados en este segmento sube sus propias fotos a las redes sociales, y su contribución al mundo digital atraviesa por la creación de memes, videos y hasta “mashups” (contenidos híbridos).

Si estamos hablando de que su mundo es online, sería obvio pensar que los tópicos tendencia de la mayoría de las plataformas se debe a que esta tribu digital es la que determina qué clase de contenidos serán los más populares. 

La generación C define su identidad en la interacción social. Ellos son los que comparten, dan likes, comentan y retuitean mucho más que el resto de los usuarios.

Son los internautas más activos y hasta cierto punto pueden ser considerados el termómetro de las redes sociales. Y la viralidad de un contenido es consecuencia de que a la mayoría de los miembros les gustó un material y lo compartieron.


Para estar a la vista de esta generación y ganarnos su interés y atención es necesario hablarles en su idioma y a través de sus medios. Se trata de generar una mayor conectividad entre docentes y alumnos C.

Un área de oportunidad es aprovechar sus perfiles de Facebook para conocer sus intereses, habilidades y proyectos de vida. 

Debemos hacerles saber cuál es nuestro propósito y de qué manera éste se vincula con el suyo. Ellos buscan la generación de abundancia, autorrealización, balance de vida y carrera y sobre todo felicidad. Si ambos –docente y alumnos- tenemos claro el “por qué y para qué” de nuestro trabajo, podemos alinear aspectos como el propósito, el sentido y la dirección de todas y cada una de nuestras acciones al servicio del bien común.

Fomentar la credibilidad en nuestro quehacer docente es indispensable para crear un vínculo con esta generación. Lo primero que debemos cuidar es la congruencia y  veracidad de nuestros mensajes. Debemos hacerles saber no sólo con palabras sino con acciones -hacia el interior y exterior del centro educativo- por qué deben de elegir trabajar con nosotros. Cuáles serán sus oportunidades de crecimiento, de qué manera podrán contribuir positivamente a la sociedad. 

Podemos hacer uso de recursos como infografías, videos en YouTube, blogs, páginas web, un chat para interactuar, etc.

Debemos desarrollar proyectos con objetivos multidisciplinarios, transversales e interculturales. Por su naturaleza, los jóvenes C no están buscando desarrollar carreras kilométricas en una misma área, les gusta experimentar más, conocer más, -aquí debemos rescatar el concepto de educación líquida de Zygmunt Bauman, estudiado en el Nodo I-. 
 

Para enfrentar con éxito los retos que demanda la Universidad del Siglo XXI, no solo para generar conocimiento sino también estar a la par con las exigencias de la Generación C, debemos mejorar y ampliar la infraestructura de los centros educativos en relación con las tecnologías de información y comunicaciones, para así reducir las divisiones en cuanto a la aplicación de las tecnologías digitales.

También debemos introducir planes de estudio más flexibles y menos especializados, el fomento de programas y de carreras de duración más reducida, la creación de un marco normativo más adaptable y el establecimiento de sistemas de financiamiento público que animan a las instituciones a responder a las demandas del mercado en cuanto a calidad y diversidad.

Debemos redefinir el currículo.  Mejorar los contenidos supone enseñar otras cosas. Cosas que sean útiles hoy para entender el mundo que nos rodea, saber seguir aprendiendo, poder enfrentar situaciones nuevas, sentirse cómodo y poder trabajar en equipo. 

Debemos formar de manera permanente equipos de académicos y pedagogos que actualicen los contenidos del currículo; ayudar a las escuelas o a los grupos de estudiantes que no logren el estándar nacional para alcanzar estándares nacionales, etc. Alentar y sostener experiencias de mejoramiento de la enseñanza, pagar viajes de estudio, fomentar la participación en certámenes internacionales, etc. 

El docente ya no debe ser el eje rector del aula, sino realizar las funciones de un director técnico. El docente no está dentro del campo de juego como un jugador más (aunque lo esté con un rol diferenciado) sino que está afuera aconsejando, entrenando, orientando. Alguien que sabe reconocer las capacidades potenciales de cada uno y le ayuda a desarrollarlas, que puede proponer y acordar actividades diferenciadas para cada jugador para balancear su formación e incrementar sus competencias.

Los docentes de hoy no están preparados para enseñar los contenidos del Siglo XXI entre otras razones porque no fueron formados para ello. Se requiere un esfuerzo fuerte de capacitación masiva y cambiar los currículos de la carrera docente. Sin embargo, esto es costoso y largo. Actualizar todos los docentes en servicio no es tarea de un año o dos, y requiere de una política sostenida a lo largo de por lo menos dos lustros por conducciones educativas de diferentes signos políticos. Pero, por otro lado, esto no es más que lo que se está haciendo en muchos otros sectores de la sociedad, que también están encarando procesos de transformación estructural.

El alumno ya no debe ser solamente un escucha y un escriba sino debe convertirse en el protagonista de su proceso de aprendizaje. Es quien hace, y a través de eso, quien aprende. Desarrolla competencias para pensar y para hacer. Tiene un compromiso con sus propios resultados.

Finalmente, debemos crear una infraestructura de edificios y recursos didácticos y tecnológicos mucho más diferenciada y completa. Así como no creemos que una fábrica pueda producir sin insumos, tampoco podemos pensar que un docente y los alumnos pueden trabajar sin herramientas. No hay manera de dar buena educación sin pensar las escuelas y las aulas como centros de recursos de aprendizaje. Esto incluye computadoras, pero aunque son un elemento imprescindible hoy, no son el elemento más importante. Conseguir mejores espacios para enseñar y aprender, laboratorios, computadoras, bibliotecas, además de implementar procedimientos administrativos y características de organización modernos y eficientes, que es lo más duro de lograr, porque supone pelear no sólo con el viejo paradigma de organización de la educación sino también con el de la burocracia pública.

Así como está cambiando la sociedad, también debemos cambiar la escuela.


De acuerdo a mi experiencia como docente tanto a nivel presencial como en línea, me doy cuenta de que a nivel presencial es donde se observan los cambios más dramáticos en la creación y socialización de nuevos conocimientos y saberes.  El problema de la educación en línea es que muchos estudiantes solamente la toman como una actividad marginal de su actividad laboral (si tienen tiempo libre, realizan las tareas o actividades escolares, si no, solamente le dan prioridad a su actividad laboral), lo que impide un intercambio efectivo de información entre el tutor en línea y el alumno.  Aunque si se realiza un proceso académico adecuado por parte del alumno, basado en la responsabilidad que otorga el autoaprendizaje y la educación en línea, sumado a las grandes aportaciones que han significado la utilización de los recursos educativos abiertos (REA), los MOOC, los repositorios digitales, el software educativo y otras herramientas tecnológicas y metodológicas, el aprendizaje en línea, la creación, socialización y distribución del conocimiento se puede catapultar a niveles insospechados.
 
Si bien es cierto que los recursos tecnológicos provocan en primera instancia una atracción motivadora en los estudiantes, no siempre logran obtener una mayor implicación, participación y compromiso activo de los alumnos en el proceso educativo. 

El problema que tenemos como docentes es transferir progresivamente el interés de los estudiantes desde la tecnología al contenido.

El trabajo autónomo de los estudiantes, necesario para obtener los aprovechamientos que buscamos, tiene como gran obstáculo el que los estudiantes están habituados a que se les controle y monitoree desde fuera, sin tener muchas veces la autodisciplina, rigurosidad y cuidado que depara una tarea de las características que intentamos implementar.

Por ello, es importante considerar la posibilidad de enseñar no solamente el uso de las tecnologías como medio didáctico, sino también el desarrollo de estrategias y habilidades tanto cognitivas como metacognitivas asociadas a dichas tecnologías, para iniciar el proceso de construcción de esa autonomía. 


Una herramienta que atrae un alto grado de interés y participación por parte del alumnado es el uso de Internet, herramienta que utilizan, para diversas finalidades, tanto aquellos que obtienen buenos resultados académicos como los que obtienen peores resultados. Este interés casi universal nos hace pensar que Internet puede ser una herramienta especialmente apropiada para captar la atención y la motivación de aquellos alumnos con resultados escolares más pobres.

Otros de los recursos más utilizados por los alumnos son el correo electrónico, programas de productividad (procesador de texto, planillas electrónicas, bases de datos, programas de diseño),  Weblog (Bitácoras personales), Wiki (Composición de un texto en línea por varios usuarios), Webquest para las asignaturas y proyectos, software educativo en general, simuladores, entornos virtuales de aprendizaje de libre distribución, tipo Moodle, Chat, foros, Videoconferencias y Skype.

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