Uno de los problemas más significativos con los cuales nos enfrentamos los profesores de educación superior es la falta de lectura y su correspondiente hábito en nuestros alumnos.
La lectura es, en la actualidad, una habilidad o competencia muy difícil de promover y potenciar en los estudiantes debido a
la avasallante
y atractiva
cantidad de distractores que
los
rodean, entre ellos los juegos de computadora, la televisión y el uso creciente de las redes sociales. Cada vez es mayor el número de
iletrados y analfabetos
funcionales en nuestra sociedad.
Es evidente que son muchos los individuos
que
han perdido la capacidad de interpretar un texto y de
comprender su sentido. Esta afirmación puede
constatarse en la infinidad de mensajes mal redactados,
en
los errores ortográficos cometidos, la escasez de
los
conocimientos de sintaxis y, a veces, la poca
preocupación que muestran ciertos medios de comunicación. Es cada vez más frecuente el deterioro del lenguaje en este sentido.
Es común la impresión de que la familia y la escuela son los principales epicentros en la producción masiva de iletrados y a la escuela se le achaca la necesidad de crear buenos lectores. Para poder cumplir con ese objetivo en el aula
los
docentes debemos emplear toda nuestra creatividad y elaborar estrategias de
lectura a la hora de
planificar.
Sin embargo, de
acuerdo a Ester Jacob, "Leer es comunicarse
con
otro (el autor) y soñar, imaginar,
entretener, aprender, conocer... La sola capacitación para leer (habilidad para decodificar), no crea
lectores
y como no nacemos
lectores, es
necesario conocer estrategias
para acercar al libro".
Esto nos deja un primer aprendizaje: formar lectores es muy distinto de enseñar a leer. Para ayudar al alumno a tener ganas de leer y mantener el interés por los libros y la lectura, es imprescindible que padres
y maestros estén estimulados. No puede transmitirse algo que no se siente.
La lectura comienza antes del aprendizaje formal. El
alumno,
desde pequeño, ve y lee imágenes, láminas, carteles, propaganda diversa. Además extrae significaciones de ellas y le sirven para hablar
e inventar historias. Esta
etapa en el desarrollo del alumno es fundamental. Todo lo que
adquiera a
través de los
miembros de su familia será beneficiosos en el momento de aprendizaje
de la lectura. La lectura, según Smith F., se
inicia
con
una entrada gráfica, los ojos recogen las marcas impresas y las envían al cerebro
para que éste lo procese.
Ese procesamiento sólo es posible
por los conocimientos y experiencias contenidos en la memoria del
lector. Gracias a ello el cerebro puede tomar decisiones respecto de la información
visual y construir un
significado para el texto en cuestión. El aprovechamiento dependerá
de las vivencias y estímulos que posea el alumno.
La escuela es la encargada de enseñar a leer con el objetivo de emplear la lectura
para el aprendizaje.
Además es el lugar donde
se imparten los conocimientos. Por lo tanto, el alumno relaciona la
lectura escolar
con
la obligatoriedad. Es muy difícil que
la
obligatoriedad lleve a la adquisición del hábito de la
lectura.
Generalmente
la obligatoriedad genera
rechazo. En este
momento la lectura
se ha convertido en un fastidio para el alumno y cualquier intento de revertir esta situación resultará vano.
El alumno no comprende para qué le servirá en el futuro saber leer. Le
interesa hoy, leer algo interesante, algo que lo distraiga, que lo haga soñar, imaginar.
La lectura no debe
ser una simple
asignatura
sino una actividad necesaria que
no siempre hay que
entender como un placer. Además, es la principal fuente
de conocimiento, nos ayuda
a comprender
el mundo, a comunicarnos con mayores garantías, a
pensar de
forma crítica y creativa. En definitiva, nos hace
más
libres. Y sabemos también que es uno de los inconvenientes que
tienen los estudiantes para progresar en el aprendizaje.
Al abordar el tema de la lectura, los docentes nos encontramos con una realidad bastante evidente: dificultades en la comprensión del alumnado; falta de hábito lector; la no disposición
de un
tiempo determinado para
la lectura; la
carencia de un lugar
adecuado; la ausencia de un programa
de animación a la lectura; la poca
implicación del profesorado.
Y todo ello relacionado con la falta de
base de los alumnos y alumnas, propiciada
por un sistema de enseñanza
de mínimos, la ausencia de
medios organizativos y curriculares donde se
contemple la
lectura
como una fuente
de información y de entretenimiento, la propia
infraestructura de los centros y, por
último, la poca formación del profesorado en la lectura.
Debemos
crear un Proyecto de Lectura que procure
buscar un sentido a lo que se lee, que promocione la lectura
libre, informal, espontánea, que cuente con un equipo de trabajo comprometido que estimule el interés y desarrolle la sensibilidad de los estudiantes transmitiéndoles y haciéndoles descubrir sus propias emociones e impresiones como lectores, atendiendo la diversidad de lenguajes,
canales, medios y recursos comunicativos.
En dicho Proyecto se puede contemplar distintos tipos de
lectura: la lectura comprensiva, la lectura como
instrumento de aprendizaje (para informarse y comunicarse), la lectura expresiva, la lectura lúdica, la lectura creativa, la lectura reflexiva… atendiendo las siguientes demandas: literatura infantil y juvenil, literatura clásica y moderna, cómics y álbumes, libros informativos, prensa y revistas, videos, música
y software educativo.
Este
Plan de Lectura estará diseñado con continuidad en el transcurso de las actividades cotidianas, no
como medida excepcional.
Se tratarán lecturas selectivas que
se ajusten en lo posible
a intereses, niveles y evolución personal de cada
lector.
El proceso contará con una autoevaluación en la
que
se analizarán tanto las didácticas como las actitudes y
motivaciones mostradas por el alumnado y el profesorado, la idoneidad de
los
materiales y recursos, la temporalización.
Las acciones están
enmarcadas en un enfoque pedagógico que tiene en consideración la potencialidad
de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en relación
con los procesos de enseñanza y aprendizaje.
En la agenda que
programará el docente se busca incorporar actividades extracurriculares que
fomenten el hábito de la lectura, promoviendo el uso, reutilización y remezcla
de recursos educativos. (Declaración de Budapest, Preámbulo, pág.1)
De igual forma, se
busca que tanto los docentes como los alumnos sensibilicen sobre el papel de
los Recursos Educativos Abiertos (REA) en el apoyo a las prácticas educativas
transformadoras e innovación en el aprendizaje con el fin de motivar la lectura
a través de Productos Educativos Abiertos (PEA). (op. cit. pág. 6)
La utilización de REA para fomentar el hábito de la lectura en los estudiantes de educación superior permite potenciar a niveles insospechados sus habilidades lectoras, ya que son recursos existentes, gratuitos y a disposición inmediata de los estudiantes. Esto permite ahorrar costos de logística de forma significativa, además de que responden a las necesidades individuales de cada alumno, el cual tendrá a su entera disposición una amplia gama de recursos disponibles en los diversos lenguajes y estilos de aprendizaje existentes.
Este proyecto está
bosquejado de forma electrónica y virtual en la siguiente dirección de la web:
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