En el nodo I se comentó la
problemática que se vive en el aula referente a la falta de lectura y su
correspondiente hábito en los estudiantes.
Como docente me enfrento a esa problemática
al momento de pedirles el análisis o la crítica de documentos. Los alumnos no identifican al autor y tampoco
están familiarizados con la temática.
Esta falta de acercamiento con los libros se refleja en un manejo
deficiente del protocolo de comunicación (ortografía, sintaxis y prosodia) y en
una incapacidad de interpretar dichos textos.
Cuando se le deja a los alumnos
actividades de este tipo, su trabajo se limita a conseguir resúmenes ya
elaborados por otros estudiantes a través de repositorios públicos o, en el
mejor de los casos, desarrollan una actividad de “copiar y pegar”. Por su parte, los profesores aceptan dichos
trabajos, aun sabiendo las deficiencias del procedimiento, lo cual anima a los
estudiantes a seguir realizando dichas prácticas.
La institución, a su vez, no
implementa ni tiene contempladas en el currículo programas que fomenten la
lectura.
Con esta perspectiva, ¿qué rol me
toca interpretar?
A partir de este nuevo ciclo
escolar me fijé como objetivo implementar en mi aula un proyecto piloto en este
campo. Los ejes en torno a los cuales gira esta acción es el fomento a la
lectura entre los jóvenes universitarios y el acercamiento a la realidad pedagógica
en los estudiantes de la Licenciatura en Pedagogía. Asimismo, esta propuesta
abarca el refuerzo del desarrollo de varias competencias de carácter
transversal, como son la comprensión lectora, la comunicación oral (en la
evaluación de la actividad a través de entrevistas individuales o seminarios) y
el razonamiento crítico. Por último, esta experiencia también aspira a potenciar el conocimiento
básico de los principios, instituciones y políticas educativas y la evaluación
crítica de los argumentos políticos por parte de los estudiantes, en especial
en relación con la reforma educativa.
La experiencia docente se puso en
marcha en un grupo de la Licenciatura en Pedagogía, en la asignatura de
Investigación de las Ciencias Sociales correspondiente al periodo
septiembre-diciembre de 2013. Esta
materia suele representar uno de los principales obstáculos a los que se
enfrentan los estudiantes, puesto que se trata de una asignatura con un
contenido muy alejado de la mayor parte de las asignaturas de la licenciatura,
de índole mucho más conceptual y que requiere un esfuerzo mucho mayor en
términos de comprensión por parte de los estudiantes, especialmente por parte
de aquéllos que muestran dificultades con nociones metodológicas básicas o la
interpretación de cuadros estadísticos y gráficos.
A un mes de iniciado el proyecto
puedo adelantar lo siguiente:
Mi papel ha sido más el de un
observador o moderador del proyecto, ya que se pretende que las iniciativas
partan de los propios alumnos para que la lectura no se sienta como “obligatoria”
sino como una actividad voluntaria.
Al momento se pueden observar
varios escenarios. El poder escoger
libremente los textos y autores a investigar generó el interés positivo de los
estudiantes ya que los estudiantes buscaron títulos cercanos a sus intereses.
Por otro lado, se observó a un grupo de estudiantes mostrar poco interés por la
lectura o expusieron las dificultades encontradas con alguno de los títulos escogidos,
críticas centradas fundamentalmente en problemas de comprensión del texto o
escasa afinidad con dichos autores.
Otro problema se relacionaba con
hábitos de lectura muy pobre de algunos alumnos, pese a que, en general, al
tratarse de una actividad de carácter voluntario, eran aquellas personas con
mayor afición por la lectura las que participaron en esta experiencia docente.
Entre las limitantes del proyecto
podemos encontrar:
- No se dispone hasta el momento de una evaluación rigurosa, basada en un diseño experimental, que permita valorar si esta iniciativa contribuye a reforzar los hábitos de lectura entre los estudiantes.
- Limitaciones procedentes de la propia organización académica, puesto que, por ejemplo, solamente imparto clases a uno de los grupos de la asignatura, lo que impide configurar un grupo de control adecuado.
- Limitantes en términos de tiempo. Se tiene destinadas 4 horas semanales a la asignatura en periodos de una hora diaria, lo que en tiempo real se reduce a 45 minutos por sesión.
- Problemas de coordinación de los alumnos, porque muchos de ellos no asisten con regularidad a las clases presenciales.
- Problemas de organización debido a la acumulación de asignaturas por parte de los alumnos
- Exigencia por parte de la institución de desarrollar prácticas profesionales o servicio social en este nivel, lo que distrae a los alumnos de esta actividad de lectura.
- Falta de coordinación con otros profesores para que apoyen el proyecto.
- Falta de material bibliográfico en la Biblioteca de la Institución, lo que impide una consulta regular de los recursos educativos disponibles.
- Saturación de material de lectura por parte de otros profesores, lo que produce fastidio en los estudiantes.