Estoy convencido de que mi actuación como docente, más que estar enfocado a los estilos de enseñanza se desarrolla de acuerdo a los estilos de aprendizaje de los alumnos.
He impartido la misma asignatura desde que inició sus trabajos la UnADM. La he visto nacer y la veo crecer. Dejó de ser una novedad para convertirse en una realidad. El crecimiento exponencial en su número de alumnos se ha visto reflejado en dificultades no solo técnicas sino también administrativas, pero son evidencias de un crecimiento acelerado que no se tenía proyectado. La respuesta en la inscripción rebasó todas las expectativas.
Este hecho, está ligado a que en estos años de ESAD/UnADM nunca he tenido grupos que se comportaran igual ni que trabajaran de la misma forma. Me he encontrado con grupos muy participativos y otros muy apáticos. Grupos con respuesta inmediata a los avisos, recomendaciones y retroalimentaciones a sus trabajos en los foros correspondientes, y grupos que nunca abrieron su correo institucional para enterarse de que las clases ya habían comenzado. He tenido alumnos que contestaron la carta de bienvenida al curso ¡8 meses después! de iniciados los trabajos, ya que no se habían dado cuenta que habían sido aceptados por las autoridades como alumnos de UnADM.
Para centrarme en el tema que nos ocupa en este foro, quiero enfatizar que no me identifico con una etiqueta, ni en la enseñanza en línea ni en la enseñanza presencial. Si se me obliga a escoger una etiqueta, escogería la de facilitador, de acuerdo con la definición de Cázares. Pero agregaría inmediatamente que fue bajo coerción, ya que lo que me ha funcionado con unos grupos no me ha funcionado con otros. Ni siquiera en el ramo presencial, donde vuelves a encontrarte con los mismos alumnos se trabaja de la misma forma, las condiciones cambian y los métodos de trabajo se tienen que adecuar a la nueva situación.
Lo que si estoy seguro que nunca he cambiado es en el acompañamiento a mis estudiantes. No tengo inconveniente en apoyarlos cuantas veces sea necesario para que encuentren las respuestas a lo que necesitan, inclusive aún cuando ya no sean mis alumnos, como ha ocurrido en varias ocasiones.
Mi aprendizaje es más de tipo autodidacta que de tipo colaborativo. Prefiero realizar actividades en solitario que trabajar en equipo. Aprendo de forma teórica y reflexiva que de forma activa o pragmática. Pero ello no influye en mis estilos de enseñanza. Estos, repito, están influidos por los estilos de aprendizaje de mis alumnos.
En todo caso, soy de la idea de que la educación debe estar centrada en el alumno y no en el maestro. Lo importante, en realidad, no es la enseñanza sino el aprendizaje quien debe de tener la última palabra. Puedo ser el mejor profesor del mundo pero no lograr aprendizaje en mis alumnos. Por el contrario, puede haber alumnos que aprendan a pesar del profesor.
Entre mis retos como facilitador en línea es hacer una retroalimentación que contemple no solamente el reconocimiento del esfuerzo y motivación, el saber y el saber hacer, sino también incluya el saber ser y brinde información complementaria que fortalezca la actividad desarrollada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario