Como toda actividad que demanda un
acuerdo grupal, los principales retos a los cuales se enfrentó el equipo de
trabajo fue consensar acuerdos, no solamente en asuntos académicos sino también
de conformación. La elección del
personal así como los criterios de colaboración se ven entorpecidos por
decisiones unilaterales y egocéntricas que dificultan la marcha de los
trabajos.
Sin embargo,
debemos tomar en cuenta que una comunidad no madura porque lo deseemos. El
tiempo es importante y juega a nuestro favor: desapegará a los menos
interesados, formará complicidades, aumentará el conocimiento mutuo tanto como
el colectivo y permitirá a cada uno articular la relación con la comunidad en
sus propios planes vitales.
Los que estamos
acostumbrados a trabajar respetando al otro, aunque no estemos de acuerdo,
colaboramos bajo el principio de la plurarquía, donde todo actor individual
decide sobre sí mismo, pero carece de la capacidad y de la oportunidad para
decidir sobre cualquiera de los demás actores.
La plurarquía es
la base de las comunidades deliberativas, no todos tienen por qué estar de
acuerdo siempre en todo. No es necesario llegar siempre a consensos ni generar
escasez buscando posiciones únicas mediante votaciones. Practicar y
acostumbrarse a la plurarquía es fundamental para llegar a ser una verdadera
comunidad, además de ser una experiencia liberadora y enriquecedora en sí
misma. No se trata de exaltar el individualismo, al contrario, se trata de
aprender a ser comunidad, a mantener una identidad compartida con otros, desde
la práctica cotidiana de la absoluta independencia de cada uno.
En este sentido,
el objetivo no es ser más ni permanecer juntos sino aprender más. La lógica tradicional
de la representación hace que se considere más importante un grupo si tiene más
miembros, eso genera deseos de crecer a toda costa o cuando menos una cierta
tensión para evitar que los que ya son miembros se vayan. En el límite, este
tipo de lógica es la de una secta proselitista: “fácil entrar, chantaje emocional
para salir.”
Para que una
comunidad madure, debe ser todo lo contrario: entrar tiene que ser por consenso
de los que están, salir tan fácil como que simplemente apetezca separarse.
Separarse, temporal o definitivamente, no debe ser explicado. No pueden pedirse
explicaciones que muchas veces no existen. El grupo no debe meterse en el
estado de ánimo de sus miembros ni convertir en indeseables a los que se van.
Estamos en una comunidad conversacional, no hay perjuicio para nadie si a
alguien no le apetece continuar la charla.
Y nuestro grupo
maduró.
Como logros obtenidos al desarrollar
la actividad, podemos mencionar el aprendizaje adquirido al observar los
diversos enfoques que se le pueden dar a una misma actividad. Se refuerza la idea de que un tema puede
explicarse desde el punto de vista teórico, pragmático, activo o reflexivo, por
mencionar la teoría de David Kolb.
A pesar del momentáneo desequilibrio
que ocasionó la discusión de la pertinencia o no de la admisión de nuevos
miembros, -situación que provocó el desmembramiento del equipo- se trabajó de
forma fluida y amena.
La comunicación a través de chat y
correo electrónico, así como el involucramiento real de los integrantes del
equipo de trabajo para realizar el documento fue muy significativo. Colocar el archivo en la “nube” permitió que
se trabajara permanentemente en su construcción sin limitaciones de tiempo.
Incluso llegó a darse la situación de que dos personas simultáneamente
estuvieran trabajando en él.
Se trabajó con fuentes de colores;
cada integrante adoptó un color de fuente para identificar las aportaciones
individuales y detectar rápidamente los cambios sufridos en la redacción.
Se respetaron las decisiones tomadas
por cada uno de los integrantes y no hubo necesidad de llevar a votación alguna
propuesta. En lugar de ello se hacían
comentarios pertinentes de cada adición y el autor original las tomaba en
cuenta e incorporaba lo conducente en la propuesta. Con estas medidas se aceleró
significativamente la redacción del texto final y el resultado fue un producto
altamente satisfactorio.
Excelente reflexión, Mtro. Jaime,
ResponderBorrarSin duda, la situación que comenta fue un reto y la reflexión que hace al respecto me parece interesante, resolvieron el reto. Su equipo maduró.
Las características que menciona en el trabajo que realizaron son la fluidez y lo ameno, la comunicación y el trabajo con herramientas informáticas, las aportaciones, comentarios y ajustes desde el autor de las propuestas.
Me parece que su método de trabajo les resultó muy satisfactorio, se nota en su producto de trabajo.
Todo lo anterior, efectivamente les permitió cumplir los objetivos individuales y colectivos con respecto a esta actividad.
Su trabajo está muy bien unificado.
¡Felicidades!